El próximo viernes 11 de octubre, a partir de las 06:00 horas, la Municipalidad de Las Varillas permitirá la pulverización del lote explotado por el Sr. Ribone Jorge, ubicado sobre la Ruta Nacional N° 158, cerca del barrio Malvinas Argentinas y del cementerio municipal. Una vez más, las autoridades se limitan a advertir a los vecinos que “tomen los recaudos necesarios”, sin ofrecer alternativas o soluciones de fondo para mitigar los riesgos a la salud y al medio ambiente.

El patrón repetitivo de pulverizaciones a gran escala no solo genera preocupación por el impacto que estos químicos tienen en la flora y fauna local, sino que además deja desprotegidas a las familias que habitan las zonas afectadas. ¿Cuáles son los “recaudos necesarios” que deben tomar los vecinos? ¿Encerrarse en sus casas? ¿Esperar que los vientos lleven los agrotóxicos hacia otras áreas? Esta es una medida ineficiente y negligente por parte de las autoridades.

Lo más alarmante es la indiferencia hacia los efectos a largo plazo. Pulverizar cerca de áreas residenciales, como el barrio Malvinas Argentinas, representa un riesgo inminente para la salud humana. Los estudios sobre el impacto de estos venenos agrícolas han demostrado que la exposición constante a los mismos está vinculada a enfermedades respiratorias, daños neurológicos y, en algunos casos, cáncer. Pero, en lugar de buscar alternativas sostenibles, se insiste en prácticas arcaicas que solo benefician a unos pocos.

Además, resulta indignante que la pulverización se suspenda únicamente en caso de “condiciones climáticas adversas”, como si el bienestar de los vecinos dependiera exclusivamente del capricho del clima. La salud de una comunidad no puede estar sujeta a decisiones tan superficiales. La Municipalidad debería replantear su enfoque y comenzar a priorizar la vida y el medio ambiente antes que los intereses económicos de grandes productores.

Es hora de que los ciudadanos y las organizaciones ambientalistas levanten la voz. Las decisiones que se están tomando hoy tendrán consecuencias graves en las generaciones futuras. Basta de ignorar el impacto real de los agrotóxicos sobre nuestras comunidades.