Franco Colapinto es la gran revelación de la actual temporada de la Fórmula 1. Su aparición en Williams, en sustitución de Logan Sargeant, revolucionó a los fanáticos del automovilismo argentino, que lo apoya a través de las redes sociales cada vez que gira en los diversos grandes premios a bordo de su auto número 43.
La elección de la cifra por parte del pilarense de 21 años no fue a la azar, sino que todo lo contrario: completamente premeditada, relacionada a una cuestión familiar que impulsó su padre Aníbal y que él repitió a lo largo de su trayectoria en las diferentes categorías en las que compitió.
Aníbal tuvo la posibilidad de competir en motos y autos, haciendo experiencia en Speedway y Enduro, mientras que también alcanzó a correr en el Turismo Nacional. En todas sus experiencias utilizó el número 43 por gusto personal y esa característica también la tomó Franco.
“Corrí con ese número en Turismo Nacional, y Franco en el karting usó el 43, el 143 y el 243, dependiendo la categoría. En la Fórmula 4, que podía elegir, lo hizo con el 43. Y este año cuando le consultaron en la Fórmula 1, pidió también el 43, y estaba disponible”, le contó Aníbal La Nueva de Bahía Blanca, medio de su ciudad natal, hace un tiempo atrás.
A pesar de ser una constante para los Colapinto, el número 43 es toda una rareza en la F1: hasta la llegada del argentino hacía 41 años que nadie lo pintaba en su auto. Vale mencionar, no obstante, que se transformó en el 15º piloto en utilizarlo.
Chet Miller fue el primero, en 1950. Fue en las 500 Millas de Indianápolis, tercera fecha de la primera temporada del Mundial (la mítica carrera en el óvalo fue parte de la F1 desde 1950 hasta 1960 inclusive). El último que pintó el 43, y que no largó en la carrera, fue Stefan Bellof en el Gran Premio de Europa de 1983.
Un dato no menor: nunca un piloto había sumado puntos en F1 con el 43 hasta que lo hizo Colapinto en el GP de Azerbaiyán, cuando terminó octavo y le dio cuatro unidades a Williams luego de su gran actuación en el callejero de Bakú.
