Julián Assange, el célebre fundador de WikiLeaks, ha recuperado su libertad tras cinco años en la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh, en el Reino Unido. Este momento histórico llega después de que Assange alcanzara un acuerdo de culpabilidad con la justicia de Estados Unidos, permitiéndole salir sin esposas y sin custodia policial.
Perseguido por revelar miles de documentos confidenciales, Assange abordó un avión y dejó el Reino Unido para dirigirse a las Islas Marianas. Allí, comparecerá ante un tribunal federal, donde se declarará culpable de «conspiración para obtener y revelar información relativa a la defensa nacional». Este acuerdo marca un hito en la larga lucha del periodista australiano contra las autoridades estadounidenses.
El jefe editor de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, adelantó a Página/12 que tras comparecer ante el tribunal, Assange viajará a Australia para reencontrarse con su familia. Este reencuentro será un alivio tras años de sufrimiento y aislamiento en una prisión británica de máxima seguridad, lejos de sus seres queridos.
La liberación de Assange ha generado una ola de reacciones a nivel mundial, con defensores de la libertad de prensa y derechos humanos celebrando este desenlace. Sin embargo, el caso de Assange sigue siendo un tema controvertido, planteando importantes preguntas sobre la libertad de expresión, la transparencia gubernamental y la persecución de periodistas.
Con su próxima comparecencia en las Islas Marianas y su eventual regreso a Australia, Julian Assange comienza un nuevo capítulo en su vida. El mundo observa atentamente, esperando ver cómo este emblemático defensor de la información libre continuará su lucha desde fuera de las rejas.