A partir de este miércoles, Ucrania ha puesto fin al tránsito de gas ruso a través de su territorio, tras la expiración de un acuerdo de tránsito de cinco años. El Ministerio de Energía de Ucrania calificó este hecho como “histórico” y confirmó que su infraestructura de transporte de gas había sido preparada con antelación a la fecha límite. La decisión se tomó en interés de la seguridad nacional, en medio de la guerra que Moscú ha librado en Ucrania desde 2022.

Este cierre se produce en un momento crítico, cuando las importaciones de gas ruso a la Unión Europea han disminuido drásticamente. Desde la invasión rusa, la UE ha diversificado sus fuentes de energía, reduciendo su dependencia del gas ruso de más del 40% en 2021 a solo el 8% en 2023. A partir de ahora, Rusia solo podrá enviar gas a Europa a través del gasoducto TurkStream, que atraviesa Turquía y llega a Bulgaria.

El cierre de esta ruta tendrá un impacto económico significativo. Ucrania perderá unos 800 millones de dólares al año en tasas de tránsito, mientras que Gazprom, la empresa rusa, podría enfrentar una pérdida cercana a los 5.000 millones de dólares debido a la reducción en las ventas a Europa. Aunque algunos países europeos, como Eslovaquia y Austria, habían acordado rutas alternativas, el impacto global de esta interrupción será considerable.

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