
El área de siembra para la campaña triguera 2021-22 se mantendría en los 6,5 millones de hectáreas condicionada por cuestiones tanto climáticas como económicas y financieras que pesan sobre la decisión de inversión de los agricultores. Para muchos productores los cambios impuestos desde el gobierno de Alberto Fernández a las reglas de juego que rigen el negocio agrícola, condiciona la próxima cobertura con trigo.
Así lo manifestó el último informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, firmado por Esteban Copatti, Agustín Tejeda Rodríguez y Daniela Venturino, entre otros técnicos. Ante las respuestas obtenidas de los productores, los analistas de la entidad bursátil consignaron que “persiste un elevado nivel de incertidumbre ligado al clima, costos de producción, condiciones comerciales y la pérdida de rentabilidad del trigo contra otros cultivos alternativos”.
Más allá del ánimo que se cierne sobre el sector triguero y su futuro, desde la Bolsa porteña se indicó que “bajo este contexto, la siembra de trigo durante el ciclo 2021-22 refleja un incremento del 6,6% sobre la superficie promedio de las últimas cinco campañas, y además se ubica como la quinta superficie más grande en la serie histórica relevada por la entidad en las últimas dos décadas”.
Los especialistas granarios aseguraron que “la prolongada situación de déficit hídrico en algunas zonas clave para la producción del cereal, la suba del costo de los fertilizantes y la pérdida de competitividad fuente a otros cultivos, como la cebada y el girasol, limitarían la posibilidad de expansión del trigo. A estos factores se suman interrogantes en relación a las reglas de juego para la próxima campaña”.
La bolsa porteña consignó además que “los resultados preliminares (que arrojó el relevamiento) indican que el precio del grano, su rol como cultivo de servicio, tanto como cobertura vegetal invernal o para cumplir los planes de rotación, el reabastecimiento de humedad en el perfil, y necesidades financieras previo a la campaña gruesa, sostendrían una intención de siembra similar a la del año pasado, es decir: una superficie de 6.500.000 hectáreas”.
Resultados definitivos
Los resultados definitivos, que expondrá la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se informarán el próximo 4 de mayo con el lanzamiento de la Campaña Fina que anualmente concreta la entidad, donde se expondrán las estimaciones de producción, exportación y contribución económica que aportarán los cultivos de invierno como el trigo y la cebada.
Más allá de la información provista por la Bolsa porteña, atento al relevamiento realizado en la precampaña triguera, los especialistas consignaron que “se observa una intención de siembra que apunta a mantener la superficie alcanzada durante el año pasado. Sin embargo, persiste un elevado nivel de incertidumbre ligado a los pronósticos climáticos, los costos de producción, las condiciones de comercialización y la pérdida de rentabilidad del trigo en relación a otros cultivos”.
En lo que respecta al escenario económico, lejos del escenario favorable que ofreció el 2020 para el trigo, el presente año ofrece para estos granos una “pérdida de competitividad debido a la recuperación de los precios del resto de los granos, especialmente la cebada, registrando precios mayores” a este cereal.
La situación de los valores del trigo también pierde brillo frente al crecimiento que reportaron desde agosto de 2020 los precios de la soja y el maíz, que se encuentran en los máximos de las últimas campañas. Las opciones de hacer trigo/soja o trigo/maíz, según los especialistas, exhiben “un empeoramiento del trigo en relación a la situación observada en los mismos períodos del año pasado”.
Los técnicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires admiten que “la recuperación de la demanda mundial y la suba del precio del petróleo impactó con mayor fuerza sobre la soja y el maíz. Como consecuencia, la relación de precios se tornó desfavorable para el trigo, que aumentó pero en menor cuantía”.
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